11 de julio de 2007

POR LA ESCALA SOCIAL

El alcalde Benavente, hallándose en Viña del Mar en una cena de beneficencia, fue a parar por pura casualidad, a una velada que ofrecía en su casa el diputado Aristizabal; y, para sorpresa suya, encontró allí al estudiante de derecho González, que cinco o seis años antes daba clases particulares a uno de sus hijos. No conociendo a nadie más, se acercó, aburrido, a González.

— ¿Cómo es que…, como ha venido usted a esta velada?— le preguntó llevándose la mano a la boca para disimular un bostezo.

— Lo mismo que usted.

— Bueno, eso será cosa de ver— enfadose Benavente, mirando al joven por encima del hombro—. ¡Ejem!... ¿Qué tal…qué tal le van las cosas?

— Regular… Me gradué de la universidad y ahora soy asesor del alcalde Valenzuela de El Quisco.

— ¡Ah!... Para empezar no esta mal. Pero…Perdone la indiscreción: ¿qué representa ese cargo desde el punto de vista monetario?

— Doscientos diez mil pesos mensuales.

— ¡Bah! Con eso no hay ni para cigarrillos—murmuró Benavente adoptando de nuevo un tono de protectora condescendencia.

— Desde Luego, para vivir discretamente en Viña del Mar no es bastante, pero además soy secretario de la administración del ferrocarril Valparaíso-Santiago, y en ese puesto gano cuatrocientos mil pesos.

— ¡Ah! En tal caso naturalmente— le interrumpió Benavente mientras su cara se iluminaba con una especie de resplandor—. A propósito, amigo, ¿Cómo conoció usted al dueño de esta casa?

— Muy sencillo—respondió indiferente González—. Me lo presentaron en la casa del senador Albagli.

— ¿Usted… visita a Albagli?— Desorbitó los ojos Benavente.

— Muy a menudo. Estoy casado con su hija.

— ¿Con su hija? ¡Hem! ¿Quién lo iba a decir! Pues yo, ¿sabe usted?, siempre le deseé, siempre le predije… un porvenir brillantísimo, amigo Fermín González.

— Benjamín González.

— Eso es, Benjamín González. ¿Sabe usted? Cuando lo vi, me dije: “Es una cara conocida”. Al momento le reconocí, y pensé: “tengo que invitarlo a almorzar. No rechazará la invitación de un viejo amigo.” ¡Je, je, je! Esta bien, como usted diga, en el restaurante Vasco a las una…



Nota: Adaptación del Original Por la Escala Social, de Anton Chejov.

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